La novela El Señor Presidente se llamó primero Los mendigos políticos. Era un cuento que Miguel Ángel Asturias ya tenía escrito cuando en 1923 partió de Guatemala para instalarse en Europa. Asturias había sido testigo desde muy joven de la situación de desigualdad entre las clases, de la explotación injusta del campesinado y de la sensación palpable del miedo a los horrores de las dictaduras, pero no comprendía aún las razones por las que tales circunstancias existían y cuál era la forma de conjurar la situación. Fue en Europa donde tomó conciencia de los valores escondidos en la cultura tradicional de los "hombres de maíz". Y fueron muchos los pasos que tuvo que dar en su larga preparación de ilustración universal, de confrontación de ideas y estilos, para que siguiendo el consejo que le diera Paul Valéry llegara a describir a su pueblo para ser universal. Así se produjo la larga gestación de El Señor Presidente, que por encima de su condición de novela-denuncia trasciende los ecos surgidos en la memoria colectiva a partir de la resonancia natural de las palabras, las fantasías oníricas asimiladas de manera gradual por la realidad de la vida.
“Le dolía su país como si le hubiera podrido la sangre. Le dolía afuera y en la médula, en la raíz del pelo, bajo las uñas, entre los dientes”
PDF: El Señor Presidente
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