Andrés Bello

Este ilustre humanista, nacido en Caracas en 1781 y muerto en Santiago de Chile en 1865, puede considerarse como la figura intelectual más destacada y de mayor relieve en la cultura hispanoamericana del siglo XIX.

Filólogo, escritor, jurista y pedagogo venezolano, una de las figuras más importantes del humanismo liberal hispanoamericano. Conoció las tres últimas décadas de dominación española de América, y sucesivamente el período de emancipación de las colonias españolas en el nuevo continente y la gestación de los nuevos estados nacidos del proceso de Independencia.

“Los débiles invocan la justicia: déseles la fuerza, y serán tan injustos como sus opresores.”

― Andrés Bello, Estudios de crítica histórica

Sus primeros pasos literarios siguieron las huellas del neoclasicismo entonces imperante, y le valieron, en la sociedad caraqueña ilustrada, el apodo de El Cisne del Anauco.



Redactó Bello dos grandes revistas publicadas en Londres por una Sociedad de Americanos, de la que son alma Bello y Juan García del Río (1794-1856). Apareció en 1823 la Biblioteca Americana, y en 1826-1827 El Repertorio Americano, que son la más valiosa manifestación europea del pensamiento hispanoamericano en este período. Pero, entre 1812 y 1822, ¿cuál es la actividad intelectual de Bello? Esos años, penosos y sombríos, están poblados por un grupo de personajes sumamente interesantes y, sobre todo, profundamente humanos. La amistad, por ejemplo entre Blanco White (1775-1845) y Bello, es de las cosas más hermosas que pueden examinarse. 

“Para vivir enseña, y aprende así el arte de guiar las inteligencias. Y enseñando estudia ante todo, su lengua castellana que es como un objeto precioso, cuyas bellezas defiende, cuyos orígenes busca, cuya estructura desea aún pulir y perfeccionar de acuerdo con los tiempos y las nuevas ideologías”

― Andrés Bello

A partir de su regreso a América y en lugar de seguir en la vía de erudito historiador iniciada en Londres, Bello escribe su Derecho de jentes, una Cosmografía; hace de periodista, da clases; elabora un Derecho romano porque no existe en el país; publica la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos -independizándola de la de Nebrija (1444-1522)-, considerada todavía hoy como la mejor para el idioma español; la Ortología y métrica, obra magistral en la materia; se dedica a elaborar un código civil porque falta la regulación de la vida social.

En su lecho de agonía, encendido en fiebre, Bello musitaba palabras incomprensibles. Los que se inclinaban a recogerlas pudieron descifrar algunas: en su última hora, recitaba en latín los versos del encuentro de Dido y Eneas, de la Eneida.



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