Alejandra Pizarnik

Poetisa argentina, nacida en Buenos Aires en 1936. Su obra poética pertenece a la correine neosurrelista y manifiesta un espíritu rebelde que limita con el autoaniquilamiento.

Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes rusos que perdió su apellido original, Pozharnik, al instalarse en Argentina. Después de cursar estudios de filosofía y periodismo, que no terminó, Pizarnik comenzó su formación artística de la mano del pintor surrealista Juan Batlle Planas. Durante sus años en Francia comenzó su amistad con el escirtor Julio Cortázar y con el poeta mexicano Octavio Paz, que escribió el prólogo de su libro de poemas Amor de Diana (1962). 

“escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es”

― Alejandra Pizarnik

Su poesía, siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la libertad y la autonomía creativa. A partir de Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y Extracción de la piedra de la locura (1968), Alejandra Pizarnik obtuvo tono más personal, tributario al mismo tiempo del automatismo surrealista y de la voluntad de exactitud racional. En esa tensión se mueven estos poemas deliberadamente carentes de énfasis y muchas veces hasta carentes de forma, como anotaciones alusivas y herméticas de un diario personal.



Decían de Alejandra Pizarnik que nació con la oscuridad en su alma. Su rebeldía, su aire trágico y su pasión se nutrieron de sus propias tinieblas para tejer una poesía única e irrepetible. Nos habló de jaulas, de ojos, de piedras muy pesadas y de Isabel Bathory, la condesa sangrienta. Navegó como nadie, entre la locura y lo onírico, para dejarnos una obra excepcional.

“Qué fácil callar, ser serena y objetiva con los seres que no me interesan verdaderamente, a cuyo amor o amistad no aspiro. Soy entonces calma, cautelosa, perfecta dueña de mí misma. Pero con los poquísimos seres que me interesan… Allí está la cuestión absurda: soy una convulsión, un grito, sangre aullando.”

― Alejandra Pizarnik, Diarios

Los últimos años de su vida estuvieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar suicidarse en varias ocasiones. Pasó sus últimos meses internada en un centro psiquiátrico bonaerense; el 25 de septiembre de 1972, en el transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, terminó con su vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía 36 años.

“A mi noche no la mata ningún sol.”

― Alejandra Pizarnik, Poesía completa

A día de hoy Alejandra Pizarnik sigue siendo conocida como la última poeta maldita de América. 



Para conocer más de la autora:

Goodreads: Alejandra Pizarnik

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